Por Mariu Serrano
A fines del 2016 nos encontramos con el esperado lanzamiento de Alud, el tercer material de estudio de Ignacia Etcheverry, grabado en Estudio Humano, Dr F., Sonocomio y La Siesta del Fauno. La sesión en vivo que grabó en MLC Records nos anticipó que la apuesta era fuerte: por un lado el pasar del formato de trío a una banda más numerosa, por el otro, los temas nuevos tienen un tono más sombrío, a mitad de camino entre Atoms for Peace y PJ Harvey. E incluso en su versión de “Tregua”, hitazo funky de Salta, su disco anterior, se nota una solidez sonora mayor.
Alud cuenta, como sus otros discos, con la producción de Federico “Fico” Piscorz (guitarrista de Massacre), y tal como aquellos tiene de base un carácter electrónico y pop. La novedad que presenta es una formación de corte más rockero, con Ignacia a la cabeza, repartiéndose entre teclado, sintetizador y guitarra, Pedro Bulgakov en la batería, Leo Costa en sintetizadores y coros, Florencio Finkel en batería electrónica, y su gran aliado Federico Novak, que la acompaña desde los comienzos, alternando guitarra eléctrica y bajo. Las “nuevas adquisiciones” de la banda indican un crecimiento en relación al espesor de su música, aunque eso no descarta que en vivo ella cante algún tema sola, o acompañada por Mr. Miguelius, quien es un invitado frecuente en sus shows.
Entre los trece temas del disco hay numerosos invitados, y entre ellos se destacan las cantantes del under con las que también ha compartido escenarios: Paula Maffía se suma en “Pantalla”, Marilina Bertoldi canta en “Comunicarnos”, en “Si todo vuelve” está Gimena Álvarez Cela, voz líder de Milhojas, y Florencia Ruiz se suma en “Caminante fiel”, un tema íntimo, con su dulce arreglo de voces en primer plano. Otra joya es “Curandera”, con Ignacia en piano y el gran Mono Fontana sumando efectos, canción que sorprende porque abunda en melancolía. En “Subte en Tokio” aparece Diego Frenkel, artista fundamental en su carrera porque fue quien la alentó a editar su música en formato físico.
Ignacia se atreve a composiciones más complejas, con climas densos y la intervención de nuevos teclados, muchos loops y efectos de voz, sin ser por eso un ensamble barroco. El disco es una demostración constante de su versatilidad como artista, porque en él hay ecos de funk, de rock indie y de música electrónica, con su amplio registro vocal como protagonista. Con letras tan poéticas como coloquiales, hay canciones de una oscuridad feroz, otras introspectivas y dulces, y por supuesto muchas de pop neto, donde la percusión imprime un pulso bailable.
Explorando nuevos terrenos y apostando a un formato versátil, Alud desafía los límites del pop electrónico y presenta una interesante faceta de esta artista independiente. Para escuchar y/o descargar libremente su música pueden visitar su página oficial haciendo click aquí.
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